lunes, 7 de noviembre de 2011

Me importa lo que está pasando


Sí tenéis que perdonarme. He estado mucho tiempo sin escribir. Es difícil justificarlo porque es difícil explicarlo. Algo por motivos de salud. Algo por un tiempo de reflexión. Algo por esa vieja amistad que algunos otoños llama a la puerta que tiene ese nombre tan feo: Depresión.
Somos imperfectos.
La imperfección debe estar adherida al ser humano. Debe ser consustancial a él. De lo contrario no se entenderían tantas y tantas cosas. Tantas y tantas injusticias. Tantas y tantas violaciones de los Derechos Humanos.
La verdad es que el desánimo está a flor de piel. Siempre al acecho. Atento para penetrar hasta las entrañas. No sé si esto mismo les pasará a los demás, pero a mi se me clava muchas veces provocando heridas. Cada acto, cada acción, cada mensaje injusto me provoca herida. Y, aunque parece que estamos vacunados por culpa de los medios audiovisuales, no es totalmente cierto. Hacen mella en nuestro cuerpo. Cada imagen deja su huella.
Cada vez que conozco a nuevas personas que tienen una vida más dura. Con recursos muy limitados. Con derechos recortados, me hace hervir la sangre. La lucha por sus derechos no sólo es su lucha. Es la de todos.
Esta guerra es larga. Muy larga y seguramente imposible de ganar. Pero también es cierto que cada batalla ganada es un pequeño logro. Pequeños logros que nos animan a seguir.
Sí, a pesar de las dificultades hay que ser optimista. No sé si ganaremos la guerra, pero de lo que sí estoy seguro es que no la perderemos. Aunque ello sea a muy largo plazo. Ya hemos comenzado. Hay que seguir.

Martí Ballada

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