viernes, 9 de marzo de 2012

Horizonte inalcanzable

Siempre está allí. Al fondo. En la lejanía. Parece inalcanzable, pero sabes que aquella distancia que te separa del horizonte más lejano es cuestión de dar pasos. Muchos pasos, pero eso son unas horas o unos días más. Es una lucha que, aunque supone un gran esfuerzo, es alcanzable.
Pero uno se equivoca en sus cálculos. El objetivo se hace imposible. El problema es que a cada paso que das, el horizonte se aleja de ti. Y no es problema de la velocidad de tus pasos. Cuando parece que más cerca está, a cada metro que ganas, el horizonte se distancia a la misma velocidad.
Esta meta es imposible.
La lucha por los Derechos Humanos también.
Es una batalla perdida. Es un objetivo inalcanzable.
Sabemos que siempre habrá una persona, un colectivo, un país que verá violados sus derechos. En cualquier rincón, en cualquier situación personal sentirá cómo aquel derecho que como ser humano tiene, le es arrebatado. Y, en la gran mayoría de casos, sin opciones para su defensa.
Entonces, ¿si es una batalla perdida, por qué librarla?.
Bueno, la respuesta es fácil. Si nos damos por vencidos, ya habremos perdido.
Por otro lado, en ese caminar diario conoces a personas que quizás puedas ayudar. Aunque sea con palabras, con argumentos, con escritos, con reflexiones, quizás logres que entiendan que tienen esos derechos y aprendan a armarse para luchar en su defensa.
Llegar hasta la línea del horizonte no es el objetivo. El objetivo es pasar por cada aldea, cada pueblo y alentar a aquellas personas en su lucha. Es hacerles saber que tienen unos derechos y que nunca deben renunciar a ellos.
En esa lucha, de una manera muy modesta, estamos.

“Mucha gente pequeña,
en lugares pequeños,
haciendo cosas pequeñas,
pueden cambiar el mundo”.
Proverbio africano.

Martí Ballada

No hay comentarios:

Publicar un comentario