viernes, 4 de mayo de 2012

"En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento"


"En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento".  Albert Einstein


No quisiera hablar específicamente de la situación de crisis. Es un tema lo suficientemente importante y profundo como para dedicarle un espacio exclusivo y eso espero hacerlo pronto, en un futuro inmediato. Pero no se esperance el personal. Ni mi planteamiento servirá para entender su dimensión real ni, tampoco que el personal no se deprima, aportaré ninguna solución al mismo. A lo sumo, mi modesto punto de vista.

Pero sí que está claro que estamos, en Europa especialmente, en una crisis seria.
Pero no es sólo económica. Es más, me atrevería a sentenciar que no es una crisis monetaria. Es una crisis del sistema, sí pero también es una crisis de valores. Es una crisis generada por la codicia. La avaricia. La ausencia de ética en cualquiera de las áreas del conocimiento y de la práctica económica y empresarial y, muy especialmente, en el área financiera.
Perdón, me olvidaba de culpabilizar muy concretamente a la clase política de "izquierdas" y de "derechas".

Sí, son todos ellos quienes nos han colocado en esta situación y los ciudadanos de a pie, poco tenemos que ver en todo esto. A lo sumo, en no hacer acciones para parar ese desfreno y en seguir insuflando aire para que el fuego no pierda fuerza. Pero la llama no la encendimos nosotros. Tampoco pusimos los grandes troncos de madera ni le echamos petróleo para lograr grandes llamaradas que luego pierden irremediablemente su falsa energía.

Pero atendiéndome al título de este escrito, lo que quiero hoy trasmitir es esa idea que hay detrás de esa aseveración de una mente tan privilegiada como la de Einstein.

Tenemos grandes conocimientos. Nuestra sociedad es avanzada y está formada por hombres y mujeres cultas, preparadas y creativas. Capaces de generar nuevas ideas que, sin grandes inversiones (e incluso a costo cero) nos ayuden a salir de esta situación.

Existen muchos activos desaprovechados. Personas, profesionales que pueden dedicar parte de su tiempo a proyectos sociales. Personas jubiladas pero en plenas facultades mentales que pueden orientar, formar o colaborar con jóvenes emprendedores.
Voluntarios solidarios que pueden colaborar en resolver situaciones de carencias graves en temas de falta o distribución de alimentos, asistencia personal a personas dependientes, asesoría en la defensa de los derechos humanos, búsqueda de espacios y acondicionamiento de los mismos para ser habitados, ayuda en la formación de oficios para que esas personas puedan obtener los conocimientos suficientes para desarrollarse como profesionales de distintos oficios… y un largo etcétera.
Hay que emprender socialmente. El bienestar, el desarrollo y la autonomía personal es lo más importante. Que puedan ganarse la vida y disfrutar de su trabajo aportando su esfuerzo a la sociedad. Sentirse útiles y dignos.

Todo esto se puede hacer. Se tendrá que hacer mientras nuestras distintas administraciones se aclaran. Mientras tengamos los políticos que tenemos. Mientras mentes poco formadas, o directamente deformadas, estén ahí arriba jugando a improvisar nuevas medidas que nos llevan, lenta, pero inexorablemente, al infierno.

Una sociedad avanzada y culta es una sociedad creativa.

Martí Ballada

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